El padre Juan Carlos Ledezma Céspedes, párroco de la Iglesia de Capinota, encamina y potencia la solidaridad de los trabajadores de COBOCE Cemento.
“Tengo tres años como cura en Capinota, adonde llegué como vicario”, comenta el sacerdote que fue sorprendido en medio de varias actividades de servicio social que desarrolla en la parroquia con niños, niñas, adolescentes e, incluso, jóvenes y padres de familia.
“Cada día hacemos tareas de solidaridad y COBOCE Cemento es una pieza fundamental para esta tarea”, señala el padre que viene descubriendo a diario lo que necesita la población más vulnerable de Capinota.
Lo que hace la empresa es “entregar víveres, como aceites, fideos, azúcar y arroz”, detalla.
De esta manera, las esposas de los trabajadores de COBOCE Cemento y los profesionales de la planta hacen palpable la solidaridad que tienen con los más necesitados de la región, dice.
Los aportes también llegan en efectivo.
“En muchas ocasiones recolecto entre 1.000 a 1.500 bolivianos”, precisa el párroco.
El diner sin embargo, no lo maneja en el bolsillo. “Una vez que tengo en mi poder el efectivo, deposito los montos a una cuenta financiera que tenemos en el Banco Prodem”, señala el párroco.
Los fondos sirven, sobre todo, para atender emergencias por enfermedades y otro tipo de problemas que tienen centenares de familias pobres que viven en Capinota, dice el padre Juan.
El sacerdote convenció al arzobispo de Cochabamba, Óscar Aparicio, para que celebre la misa de acción de gracias en conmemoración de los 43 años de creación de la empresa COBOCE-Cemento.
Complacido, Aparicio aceptó la invitación y personalmente celebró la misa el día 15 de septiembre en la planta de Irpa Irpa.
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